viernes, 20 de abril de 2018

LOS PEORES ENEMIGOS DE ROMA


LOS POBLADORES DE LA PENÍNSULA IBÉRICA

Comenzamos una serie destinada a analizar la evolución de la organización territorial de la península Ibérica en general y de España en particular a lo largo de la historia. Iniciamos el recorrido en la etapa prerromana y lo terminaremos con el Estado actual de las Autonomías. Como siempre, en este recorrido echaremos mano de los mapas.
La península Ibérica fue ocupada en origen por pueblos de distintas procedencias que no llevaron a cabo ninguna división administrativa. No se trataba por tanto de una organización territorial, sino de una serie de pueblos asentados en diferentes territorios, sin una organización del territorio específica ni diferencial. Por ello, siendo rigurosos, debe utilizarse el nombre de “pueblos ibéricos” y no de “pueblo ibérico”, ya que nunca constituyeron una unidad política o una entidad socialmente organizada.
Pueblos prerromanos de la Península Ibérica
Pueblos prerromanos de la Península Ibérica
La historiografía tradicional ha identificado a los pueblos indígenas prerromanos de la península ibérica con las categorías “iberos y celtas“. Aunque obsoleta en cuanto a determinados extremos que se han demostrado erróneos, la clasificación sigue teniendo validez genérica.
Las sociedades ibéricas se organizaban en tribus agrupadas en torno a familias poderosas lideradas por un régulo, príncipe o jefe militar. Junto a la aristocracia militar y propietaria, convivían campesinos y artesanos vinculados a ésta por lazos de dependencia económica.
Por su parte, los celtas se establecen en el centro y norte de la península procedentes de centroeuropa hacia el 1200 a.C., como clanes guerreros organizados gentiliciamente. Existía entre ellos una fuerte jerarquización social y económica en torno a la función militar.
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Iberia en el año 300 a.C. Fuente.
El mapa muestra la distribución del territorio peninsular entre los principales pueblos y grupos de pueblos citados en las fuentes clásicas. A grandes rasgos, sigue un criterio étnico-lingüístico. En naranja, los pueblos “preindoeuropeos-iberos”, a los que hay que añadir, en azul claro, la zona turdetana, ambas las de mayor contacto con los pueblos colonizadores.
La zona centro, oeste y sur aparece diferenciada entre los pueblos “indoeuropeos-celtas” (en color claro), los pueblos “indoeuropeos-preceltas” (en color rosado) y los pueblos “aquitanos o protovascos”, que son lingüísicamente preindoeuropeos, como los iberos, mientras que culturalmente son más similares a los de la zona septentrional.
Julio Caro Baroja clasificó a todos estos pueblos en áreas culturales atendiendo a su ubicación geográfica y características sociales y económicas. Por un lado estarían los pueblos del norte (cántabros, vascones, astures, galaicos…), que practicaban una economía más rudimentaria (cultivo y recolección) en parte condicionada por las condiciones climáticas y geográficas. Su aislamiento sería decisivo en la tardía romanización de estos pueblos.
Por otro lado se situarían los pueblos de la meseta central (celtíberos, carpetanos y oretanos del este, vetones al oeste), que practicaban una economía basada en la agricultura y la ganadería, con asentamientos de mayor consideración y un incipiente urbanismo.
Pueblos colonizadores
Durante el I milenio a. C. se produjo un intenso contacto, especialmente en el este y sur peninsular, entre los pueblos “autóctonos” y los colonizadores históricos provenientes del Mediterráneo oriental, fundamentalmente fenicios, griegos y cartagineses.
El primer pueblo mediterráneo en aparecer en la península fueron los fenicios. Lo hicieron hacia el S. VIII a.C. y con su llegada introdujeron técnicas metalúrgicas y de alfarería que contribuyeron al surgimiento de la cultura tartésica.
Tartessos fue un reino del suroeste peninsular surgido de la síntesis de las culturas autóctonas y la de los colonizadores mediterráneos (griegos y fenicios). Su riqueza estaba en el control de los yacimientos minerales y su auge se produjo en el S. VII y parte del VI a.C., hasta que los cartagineses arrasaron los asentamientos urbanos de Tartessos.
Durante el S. VI a.c., los foceos (jonios de Asia menor, griegos) fundaron colonias en el norte del mediterráneo occidental (en la zona de Ampurias). Posteriormente, los cartagineses comenzaron su expansión por la península fundando diversas colonias. Ni la colonización griega ni la fenicia trasladaron a la península sus instituciones político-administrativas ni su ordenamiento jurídico. Se limitaban a fundar factorías con fines económicos y reclutar mercenarios.
Desde el S. III a.c. aparecen ya en la Península Ibérica los grandes poblados u “oppida” con cierto grado de desarrollo urbanístico. Son evidentes ya signos de intercambio o fusión entre las culturas ibérica y celta, hasta el punto de que el mundo grecolatino acuñó el término “celtíbero“.

CENTENARIO DEL NACIMIENTO DE JUAN PASQUAU GUERRERO

Tal día como hoy del año 1918 nació Juan Pasquau Guerrero. Insigne escritor ubetense, maestro que dio nombre a nuestro Colegio.

SOCIALES UNIDAD 6

IBEROS Y CELTAS    DAMA DE ELCHE   CASTRO DE BAROÑA

LOS GRIEGOS  FENICIOS Y CARTAGINESES   DAMA DE IBIZA

   LOS PUEBLOS PRERROMANOS Y COLONIZADORES   

EL IMPERIO ROMANO I   EL IMPERIO ROMANO II   HISPANIA: CONQUISTA

LA ROMANIZACIÓN    HISPANIA: LA VIDA    CONOCE DÓNDE VIVÍAN LOS ROMANOS

LA CIVILIZACIÓN ROMANA I     LEGADO ROMANO    LOS ROMANOS I

LA CIVILIZACIÓN ROMANA II    LOS ROMANOS II  


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VISITA VIRTUAL ACUEDUCTO DE SEGOVIA


TARTESSOS Y FENICIOS     VISITA VIRTUAL TEATRO ROMANO DE ITÁLICA



VISITA VIRTUAL CIUDAD ROMANA DE BAELO CLAUDIA 


VISITA VIRTUAL PUENTE ROMANO DE CÓRDOBA

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SOCIALES UNIDAD 6: TARTESSOS E HISPANIA

Tartessos

                

Pero en esto llegó Roma:


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jueves, 19 de abril de 2018

LAS PARCAS

En la mitología romana, las Parcas (en latín Parcae) eran las personificaciones del Fatum o destino. Sus equivalentes griegas eran las Moiras y las Nornas en la Mitología nórdica de los pueblos germanos septentrionales. 

Controlaban el metafórico hilo de la vida de cada mortal e inmortal desde el nacimiento hasta la muerte. Incluso los dioses temían a las Parcas: el propio Júpiter estaba sujeto a su poder. 1 Las parcas son las diosas del destino.

 Son tres hermanas hilanderas que personifican el nacimiento, la vida y la muerte. Escribían el destino de los hombres en las paredes de un enorme muro de bronce y nadie podía borrar lo que ellas escribían. 

Se llamaban Nona, Décima y Morta. En griego se llamaban: Cloto, Láquesis y Átropos. En la mitología nórdica eran conocidas como Urðr (o Urd, "lo que ha ocurrido", el destino), Verðandi (o Verdandi, "lo que ocurre ahora") y Skuld ("lo que debería suceder, o es necesario que ocurra").

 Las tres se dedicaban a hilar; luego cortaban el hilo que medía la longitud de la vida con una tijera y ese corte fijaba el momento de la muerte. Ellas hilaban lana blanca y entremezclaban hilos de oro e hilos de lana negra. Los hilos de oro significaban los momentos dichosos en la vida de las personas y la lana negra, los periodos tristes.
Wikipedia
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